La tierra ocaso
El ruido de las piedras bajo las ruedas presagia una tarde de tierra, madera, hierba y agua en un agosto como los que quemaban las patillas de las gafas sobre el salpicadero. Estas tierras son, sobre todo, tarde; tarde que va apartando pausadamente el sol de un cielo ambarino, cremoso, amplio como las respiraciones de quienes cobija. Sus campos susurran al otoño a través de un aire denso que sostiene inmóviles a las briznas y flores tardías. Piadas lejanas sin melancolía de tataranietos de pájaros de pocos veranos atrás retraen el canto de las cigarras del año en los bordes de la carretera, que no por deprimente deja de llevar aún a lugares más taimados y volátiles.
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home