De la ciudad pequeña
De mañanas en adoquines de pescado, de tiendas con aire acondicionado, de farmacias sin cruz verde, de plazas portuguesas en España, de murallas sin voces ni pasado, de coches sin sonido en la solana, de pieles sin versos y sin nieblas, de besos sin brillos ni cristales.
De labios sin pintura, de dedos sin mejillas, de faldas sin viento, de tobillos sin tacones, de bolsos sin bolígrafos, de macetas sin colonia, de perros sin miedo, de gatos sin historia.
De la noche que era tarde para jugar porque ya era de noche y era tarde y las manos se rompían y aquel niño decía adiós con la mano desde la ventana porque era tarde y no se veía el sol ni saldría el sol al día siguiente porque no habría sol. Y sí hubo sol, aunque ya no, porque la ciudad pequeña no me siguió.
De labios sin pintura, de dedos sin mejillas, de faldas sin viento, de tobillos sin tacones, de bolsos sin bolígrafos, de macetas sin colonia, de perros sin miedo, de gatos sin historia.
De la noche que era tarde para jugar porque ya era de noche y era tarde y las manos se rompían y aquel niño decía adiós con la mano desde la ventana porque era tarde y no se veía el sol ni saldría el sol al día siguiente porque no habría sol. Y sí hubo sol, aunque ya no, porque la ciudad pequeña no me siguió.
2 Comments:
Yo tampoco lo logro.
infancia?
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