Blanco
La última vez que me asomé a una ventana tenía tres palomas asiéndome de los hombros y un fino cordel de seda rodeándome los tobillos. La brisa viajaba sobre pétalos incoloros y jazmines y naranjas rasgaban suavemente las figuras. Lejos, algunas rodillas se espabilaban entre gasas de siesta reflejando un blanco sonriente. Fuentes de piedras pequeñas descansaban en la nuca mientras pájaros planeaban sin sonido. De todo ello me acuerdo ahora, asomado a una ventana.
2 Comments:
Me gusta ese puntillo surrealista que tiene el texto. Tremendamente visual.Felicidades
Y tú de quién eres.
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