Noche
Quiero ojos de oliva llevando al mentón contra el pecho desnudo, atravesado de luna y frío hondos como noche sin días. Y manos bajas y solas, citando a la pena delante, pasándola por la exigua cintura sin darle ya nunca salida.
Dadme un viento de cuchillos y de llanto que me abra y rompa como un aullido lejano. Y una capa lenta y penosa que barra hojas y guijarros, dejando surcos en el alma como falda insensible a miradas conocidas.
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