De profundis
Bajo la tarde de lluvia, la cafetería protege al hombre y su abrigo de cuello subido. Magdalena en mano, pregunta al café cómo es posible.
Entonces, ¿después no hay nada? No, nada. ¿Se acaba esto y ya está? Ahá. Pero... para siempre. Sí, para siempre. Nada, oscuro, con principio pero sin fin. Sí. Dios mío.
La magdalena le mira callada mientras, resignada, comienza a hundirse.
Entonces, ¿después no hay nada? No, nada. ¿Se acaba esto y ya está? Ahá. Pero... para siempre. Sí, para siempre. Nada, oscuro, con principio pero sin fin. Sí. Dios mío.
La magdalena le mira callada mientras, resignada, comienza a hundirse.
1 Comments:
Yo leí una vez que Cristo dijo que viviésemos cada día como si fuera el último. Pues eso.
Publicar un comentario
<< Home