miércoles, octubre 29, 2008

You see - epitafio - Long Island - genuflexión

Acabo de percatarme de que tenía las manos entrelazadas delante del rostro, a la altura de la boca, como si estuviera rezando, como lo hacía cuando rezaba. Y me he dado cuenta de que el gesto es de súplica, arrepintiéndome inmediatamente de haberlo adoptado, aunque fuese involuntariamente. Sin embargo, no he deshecho la postura y, como la magdalena mojada en té a alguien que ahora mismo no recuerdo, me ha llevado a un tiempo, no sé si perdido, en el que…

El narrador no pudo continuar porque murió en ese instante. El piano sonó y la tarde siguió cayendo. Al día siguiente volvió a salir el sol y él no lo vio. Ni al siguiente, ni al otro. El piano sonaba dentro del ataúd y no lo escuchaba.
No pasa nada. También murió Walt Whitman y el que viajó para ver su tumba. Y lo hará quien tengo ahora a mi lado.
Sólo está muerto quien dejó de vivir hace poco.
Y empieza, de nuevo, la melodía.

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

There's an old man siting next to me, making love to his tonic&gin. O no. Todo sea por seguir oyendo un piano.

30/10/08 12:26  
Anonymous Anónimo said...

Perfecta definición de la muerte. Que no me sé yo de gente desaparecida, que nunca jamás murió...

17/11/08 10:11  

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