jueves, octubre 23, 2008

Eh, tú; fuera

Se tambalean los pilares de la persona y el esqueleto sobre el que se montaban accidentes y años se vuelve frágil como palillos. ¿Seré yo este que duda ahora o el invento del que ahora dudo? ¿Cómo me ven y me han visto las piedras, perros y personas? No parece posible haber sido algo tan ridículo, o quizá sí. ¿Es que hay algo ahí fuera que necesito interiorizar, asumir en mi ser como la pieza reparada que hace andar a un coche? ¿Me será lícito aspirar a trascender cuando me estanco en lo cotidiano, frustrándome por lo que altivamente desdeño cuando ya ha pasado el suficiente tiempo y se ha respirado otro aire más fresco? ¿Tengo derecho a mirar para otro lado sin alejarme del aliento del interlocutor que desprecio? Y qué podría hacer para redimirme… Tumbarme en la hierba, mirar pasar nubes, otear la ciudad desde la distancia.
Mis letras son tan mentira como mis actos y aun menos honestas, porque no se exponen a consecuencias. No tiene mérito gritar a los de abajo cómo han de torear.
- Pero, ¿cuál es y dónde está mi toro?
- No. La pregunta es: ¿estás ya vestido de luces?