viernes, septiembre 14, 2007

Bienvenido


En la ciudad de los perros gordos y las palomas impasibles, a veces pueden sentirse almas romas, inexpresivas, dirigiéndose a través de los ojos al espacio existente entre la espalda y la tarjeta de crédito.

Deja tu ayer y compra tu hoy con tu mañana.

domingo, septiembre 02, 2007

Buenos días


Pues lo que te decía. Que los adoquines están muy bien, pero que vas como patinando todo el rato, sin tracción, que es lo que diferencia a un hombre hecho y derecho de un niñato cualquiera, la tracción. Ahí, bien agarrado al suelo, y no dejándose llevar, como una canica en un cenicero de cristal. La culpa es del ayuntamiento, que solo arregla las cosas cuando hay elecciones y claro, luego pasa lo que pasa. A ver qué falta hacía el chisme ese que han puesto ahí, tan moderno él, que no se sabe ni para qué sirve, que parece que está por terminar, que para mí que lo han dejado así porque les ha dado la gana y te dicen que ya, que está terminado, que es que es así. Que esto es como los cocineros estos raros, que te ponen nada y menos de comida en un plato muy grande y te cobran lo que les da la gana y más porque mira, está traído de no sé dónde y se tarda no sé cuánto y es el novaplú de la nuvelcusín. A todos esos los ponía yo a recoger tomates a que supieran lo que es bueno y se dejaran de monsergas y de gaitas, que está uno sacrificado toda su vida para ganar una miseria y que luego se lo lleven los de siempre y encima te vengan con cuentos. Por cierto que me han dicho que están tirando todas las casas viejas de la calle y poniendo apartamentos nuevitos a mansalva, que esto es lo de siempre luego a venderlos por lo que les da la gana que así están los precios en todas partes y luego dirán que los jóvenes tardan en irse de casa cómo van a irse si no tienen donde caerse muertos claro que también los hay que no se van ni a palos porque ahí están tan bien con su madre haciéndoles la comida y poniéndoles la ropita preparada que no tienen que preocuparse de nada no como los jóvenes de antes que se iban a la mili a hacerse hombres y tenían un respeto que ya se ha perdido, que ya no hay, que ya no queda, que no.
Oye, que me voy a comprar el pan, que no llego.