De todo un poco

Viendo y comprendiendo las causas y consecuencias de todo cuanto acontece en el universo, el sentido de todas las cosas y todo lo que concierne a los seres humanos, no puedo sentir otra cosa que no sea indiferencia. Solo puede odiarse, querer, amar, temer aquello que no se entiende plenamente, que no puede reducirse a una función matemáticamente representada, con sus teoremas prefijados.
Pues no somos más que eso. Partículas minúsculas encerradas en un momento infinitesimalmente ridículo dentro del vasto océano del tiempo. Predecibles, determinados, consecuencias de causas desconocidas e incomprensibles, intrascendentes como la más mínima china en el zapato de un indigente. En esta escala no hay diferencia entre el asesinato más cruento y cobarde y la más loable obra de caridad, entre la caricia desinteresada de una madre y la fría mueca de un traficante...
Otra vez lloviendo.
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