Uno
Todo discurre acompasadamente, con una cadencia que, a fuerza de ser constante, acaba asimilándose como normal. Hasta que una fuerza relativamente pequeña, casi siempre fortuita, vuelve a acelerar el proceso.
Yo, un molinillo.
Yo, un molinillo.
1 Comments:
Siempre son las pequeñas cosas las que marcan las grandes diferencias.
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